Viernes 20 Junio 2014
DE MIS "AFINIDADES" CON JUAN CARLOS...Y...
No se y tampoco es algo que me preocupe mucho, si dado ese referéndum que tanta gente está pidiendo, entre Monarquía y República, resultaría vencedora la una o la otra, aunque es posible que se diera más de una sorpresa, ahora bien, de lo que estoy seguro es que hay mucha gente, más de la que se cree, que se declararía abiertamente "Juan Carlista"; yo mismo soy uno de ellos, aparte de por las razones que pudieran tener quienes pensaran así, por otras razones, muy particulares, que voy a contarles a ustedes, lo más claramente posible.
Creo haberles dicho alguna vez que, aparte de enfermedades y vicisitudes varias, yo he sido un hombre afortunado, que se ha encontrado en momentos importantes del devenir de España en los sitios adecuados y junto a personas que, de un modo o de otro, han sido parte de la "pequeña" historia, en la que Esto no tendría nada que ver con mi historia y podría encontrarse en documentos de la época, o en el mismo Internet, si no fuera porque en conversaciones que tuve con Don José, este me contó su relación de afecto y casi fraternal cariño con Juanito, salpicada de pequeñas anécdotas que ponían de manifiesto las bondades del niño e incluso la tristeza que constantemente le embargaba, no solo por el hecho de estar separado de sus padres, sino también por el intimo convencimiento de que algún tendría que enfrentarse, como así fue, a su propio padre. Me decía Don José, al que el niño llamaba Pepe, que no había noche que Juanito se durmiera sin que antes su preceptor no se acercaba a taparle y darle un beso; era tal la ternura que emanaba de los relatos de Don José, que era sumamente difícil no contagiarse de ella y empezar a querer, en cierto modo, a aquel niño lejano.
Y por si esto fuera poco, mi madre, que por circunstancias familiares había jugado de niña con los hijos e hijas de Alfonso XIII, en cuento los periódicos de entonces empezaron a publicar fotos de Juanito empezó a decir que era "su" niño, queriendo contagíar su "amor" por el a cuantos la rodeaban, hasta el punto que mi padre, en una de esas salidas que le caracterizaban, nos reunió un día a los ocho hermanos para "comunicarnos" que había decidido adoptar al Principe, por lo que a partir de entonces pasábamos a ser nueve, en lugar de ocho...Son cosas, las de mi madre y las de Don José, que no tienen nada que ver ni con la historia, ni con el modo de pensar ante la Monarquía o la República, pero que marcan a las personas y las llevan a albergar sentimientos que están por encima de credos y modos de gobierno.¡Ah! Y que conste que no pretendo, sobre todo hoy, ni criticar ni aconsejar, simplemente cuentos cosas que, aunque me pasaran rozando, dejaron ciertos "posos" en mi sentimiento.
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