Miércoles 14 Mayo 2014.
EL ODIADO ENEMIGO INTERIOR.
Que España es un país "cainita", eso, creo, que ya a estas alturas no lo duda nadie...no lo dudo ni yo mismo, que hasta hace muy poco tiempo he creído en los "Reyes Magos". Hoy voy a intentar tratar el tema, tomando como titulo una frase de mi tocayo Enrique Gil Calvo, en un de sus brillantes artículos.
No creo que mi admirado tocayo se me enfade por ello...pero en estos tiempos de zozobra, quien sabe,
mis excusas, por si acaso.



Soy un gran lector de Libros de Historia y siempre me llamó la atención, en la nuestra, el hecho de que en su narrativa, no hay ni un celebre personaje español que no haya sido "cruelmente" atacado, hasta sus total descrédito, y en la mayoría de los casos, por no decir en la totalidad de los mismos, el idioma en el que se escribían los insultos o las calumnias era el mismo que el del atacado y eso si sus sangres no eran, también, sus mismas sangres...yo hasta he llegado a pensar, algunas veces, que las "disputas" entre Caín y Abel se desarrollaron en nuestras tierras...pero dejemos ese episodio ahí donde está, que nosotros nos precisamos importar odios foráneos y tenemos bastante con los nuestros...en todo caso podríamos exportar...Tanto Cristóbal Colon, con su descubrimiento, como Pizarro o Hernán Cortes, en sus conquistas, no fueron derrotados por los aborígenes de los pueblos en los que tuvieron lugar sus gestas, los fueron por sus detractores de dentro, sin descartar a sus propios compañeros en las expediciones. El propio Felipe II, en cuyo Imperio no se ponía el sol, tuvo, sin duda, enemigos por doquier, pero los ataques más llenos de odio partieron de su propio secretario, que dieron lugar a la, por todos denominada, Leyenda Negra. Podríamos seguir, sin cansarnos, hasta llenar muchos de mis Gritos, pero me basta con decir que no ha habido ni un solo traiunfador español, sea en el ámbito que sea, que no haya visto acompañados sus logros por algunas gotas de rencor.
Y, como es lógico, no vamos a entrar, ahora, en el análisis de si los "atacantes" tenían o no más razones que el atacado...de eso ya se encargó la Historia, aunque no se, si en realidad, llegó a aclararlo en toda su amplitud.
¡Ah! Y que conste que no pretendo criticar, digo nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario