lunes, 23 de junio de 2014

...Y EN MIS VENAS NO ENTRÓ SANGRE AZUL.


Lunes, 23 Junio 2014.

                                        ...Y EN MIS VENAS NO ENTRÓ SANGRE AZUL.

Recurriendo a aquel dicho popular de "aclarando que en gerundio" empiezo y en realidad dedicaré un espacio amplio a aclarar algunas cosas, referentes a mi familia, ya que la  referencia a mi madre y lo que respecto a ella se decía en mi Grito anterior,  pudo dar a entender, al menos así lo han creído algunos de mis lectores que me lo han preguntado, que estaba entroncada con la familia real...nada más lejos de la realidad, si bien es verdad que hay casualidades que, a veces llevan a la confusión. veamos...

El Marqués de Campo fue, según cuentas las crónicas, un prócer, valenciano de nacimiento y rico, muy rico, no se si también de nacimiento o porque "supo" ganárselo, eso, en este caso, es lo de menos, ya que lo que importa es el por qué de su incorporación a mi historia. Era rico como decía y su tierra, Valencia, recibió claros testimonios tanto de su riqueza como de su amor a sus orígenes, ya que la ciudad, aparte de albergar un gran Palacio, con su nombre, recibió innumerables beneficios del mismo, como la llegada del agua y otros muchos que no voy mencionar, pero que hicieron que no solo fuera su Alcalde, si no que su nombre fuera incorporado al callejero de muchos de sus puebles. No se si Valencia estará muy orgullosa de tan ilustre hijo, pero ello me extrañaría ya que no es tierra que muestre una gran propensión a enaltecer a sus descendientes destacados...a lo mejor porque ha tenido muchos.

Bueno, a lo que íbamos, el Marqués no había nacido con el Titulo Nobiliario "puesto", por el contrario su nacimiento fue el de un "simple" José, como tantos abundan en Valencia. El Marquesado le fue otorgado, en el año 1875, por el Rey Alfonso XII, en reconocimiento a la financiación del Pronuncia miento de Sagunto, que como muchos de ustedes sabrán, llevó al trono al mencionado Alfonso. Este acto fue encabezado por "otro" General, este Martinez Campos...pero no me resisto a no añadir un comentario, más o menos jocoso, debió de ser, en otros tiempos, muy arraigada esa costumbre del "binomio rico y general" para acabar o empezar situaciones políticas...aunque el más reciente, el que nos afecto a "nosotros" fue más cruel y doloroso...El titulo de Marqués debió de otorgarle, además otros beneficios, si no económicos si de amistad, que se alargaron de padres a hijos.El caso es que en tiempos de Alfonso XIII el Marqués de Campo, debía de ser un hijo, tenía una Finca en Andalucía y un tío de mi madre era su Administrador general; la finca debía de ser el no va a más en lujo y riqueza, ya que los hijos del Rey, Infantes e Infantas, pasaban en ella algunos días de asueto veraniego. Con objeto de que tan "reales vástagos" no jueguen solos, debe de ser costumbre de la realeza el invitar a otros niños, próximos a ella , para acompañarles en sus juegos y de este modo, porque no había otros más carca o bien porque el Administrador, previa consulta al jefe, quiso obsequiar a sus sobrinas, el caso fue que mi madre y su hermana fueron, circunstancialmente, compañeras de juegos de otros niños, de parecidas edades, pero de "más altas cunas".

La experiencia de aquellos días no debió de ser nada desagradable, ya que mi madre la recordó toda su vida, llevándola, años más tarde, a fijar todas sus nostalgias de niña en la figura de "su Juanito", como ella le llamaba...¿hasta donde la llevó su obsesión?, hasta, como dije en mi anterior Grito, que mi padre lo hiciera "hijo adoptivo". Por lo demás y como recuerdo de aquella "peripecia", por mi casa se vieron durante años algunos cubiertos con  "señales de identidad" no de mis padres o abuelos...lo cual me lleva a la conclusión de que, si bien no se mezclaron nuestras sangres, si comimos durante años con cubiertos "ennoblecidos",  tal vez obsequios por el "favor".

¡Ah! Y que conste, hoy he dedicado mi Grito, simplemente, a, como dijera Manolo Moran en aquel celebre balcón, de la pelicula de Berlanga, dar una explicación, que no es que la debiera, pero la doy...

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