Lunes 6 Enero 2014
AYER IGUAL A HOY Y HOY...IGUAL A SIEMPRE.
Y dijo el Poeta "Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios, que una de las dos Españas te helará el corazón"... no se si la cita es exacta y tampoco voy a comprobarlo, que de lo que se trata es de adentrarme en el contesto del tema que voy a tocar y para ello, creo, no son necesarias las exactitudes ni otras cosas, basta con conocer lo hechos y entrelazarlos con lo que hoy quiero "Gritar", las desigualdades entre dos mitades que son la misma cosa y que como tal debieran comportarse.

Allá por el año mil cuatrocientos setenta y ocho, de un muy lejano siglo, a un Papa o a alguno de sus acólitos pensadores, lo de menos es el nombre, ya que todos vienen a ser poco más o menos lo mismo, ya sean Píos o Urbanos, se le ocurrió, no conforme con disponer de ejercitos, si no propios si a su servicio, para arrasar cualquier disidencia, crear un "organismo", se le llamaría ahora, no se ni me importa como se llamaba entonces, para acabar con todos aquellos seres no poseedores de una acrisolada pureza de sangre o, que por cualquier motivo, profirieran alguna clase de insulto contra omnipotente iglesia...Isabel y Fernando, cuyo "espíritu impera", que decía aquella canción falangista de mis tiempos, se apresuraron a implantarla en España y de ese modo, la llamada Santa Inquisición se convirtió en un arma mortífera, en manos de una de las dos Españas, que supo usarla tan a la perfección que a punto estuvo de acabar con la otra mitad del País...Dicen que la Inquisición dio por terminado su cometido arrasador allá por el siglo diez y nueve, pero yo no lo creo así y los hechos me lo demuestran.

Pasaron algunos años durante los cuales la España "pudiente" estuvo como larvada, o al menos eso parecía, pero su silencio y aparente mansedumbre no dejaba de ser el disfraz "del lobo para acercarse a la ovejas", a la espera de asertar el golpe definitivo...y este llegó, un "generalito" y los dineros de unos cuantos pudientes...y claro está, la Iglesia, se adueñaron del cortijo y lo convirtieron en su propia mansión, todo en detrimento de la "otra" España la cual debía de ser "laminada" por dentro y por fuera; por fuera se encargaron los ejercitos y por dentro se encargaría El Tribunal de Orden Público, amparado por la Ley denominada de Peligrosidad Social: La nueva Inquisición. Esta se encargó de la "noble" tarea de depurar a los disidentes y ni siquiera los más descollantes Historiadores han podido poner en números la cantidad de tropelías que en el "sacrosanto" nombre de la Patria, el Ejercito o la Iglesia se cometieron. Como en la antigua Inquisición la delación llegó a convertirse en la mejor arma de todo aquel que quiso acabar con el vecino, para quedarse con sus bienes o, simplemente, con su novia...Sobre todo en los primeros años de su existencia, los nuevos Inquisidores hicieron su labor a conciencia y dejaron su huella en casi todas las cunetas o tapias de cementerios de España, ya que estos nuevos vugilantes de la lay, eran menos sofisticados que los anteriores y renunciaron, en su mayoría, a potros de tortura y demás utesilios de sus antepasados,

Ahora, en los albores del siglo veintiuno, una nueva Inquisición nos amenaza, aunque esta vez, al menos eso parece, será incruenta y el "filo" de sus herramientas de tortura irá más contra los bolsillos que contra los cuerpos...¡¡¡hay tantas formas de matar!!! El ministro Jorge Fernández Diaz, por suerte para él no finado, siguiendo las indicaciones, ordenes diría yo, de su jefe el Marianico, nos presenta su nueva Inquisición, digo su nueva Ley de Seguridad Ciudadana, en la que las infracciones van a ser "cobradas" de los bolsillos de los más menesterosos del país, quienes si no vamos a ser los que protestemos porque nos "roben" parte de nuestros derechos, o nuestros sueldos o nuestras viviendas; quienes van a ser los que se defiendan de las represiones policiales que ahora podrán hacer hasta los vigilantes de un supermercado o los porteros de una discoteca...es muy serio, amigos, lo que se nos viene encima, tan serio que, creo que por primera vez, desde que escribo para vosotros. prescindo de la ironía y empleo toda la seriedad de la que soy capaz...y como decía Javier Marías en un articulo reciente; "El día que un articulo como este se vea como "ofensa punible" tendremos que hablar otra vez de prácticas dictatoriales, tras treinta y tantos años de democracia".
¡Ah! Y que conste que no pretendo aconsejar, digo nada más...y en verdad digo, que la otra España me hiela el corazón.
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