lunes, 3 de febrero de 2014

¡HASTA SIEMPRE LUIS¡..¡HASTA SIEMPRE ZAPATONES!

Lunes 3 Febrero 2014


                                 ¡HASTA SIEMPRE LUIS! ¡HASTA SIEMPRE ZAPATONES!
                                   

 

Un hombre que recibiendo el apelativo de "Sabio de Hortaleza" renuncia públicamente a tan honorífico sobre nombre y dice preferir el de "Zapatones" no es, ni más ni menos, que un ser que, apesar de sus, a veces, soberbias salidas de tono, no dejó de ser el hombre ti mido, que tan solo se engrandecía cuando hacía grandes a los colores que defendía...entró en el Atlético y su orgullo de futbolista unida al sentimiento de un equipo formaron una simbiosis que ya no dejó de ser suya hasta su muerte.

Es un hecho más que comprobado que los seguidores del Atlético de Madrid, no son fans ni forofos, son y así está cantado en múltiples ocasiones, integrantes de un "Sentimiento". Y todavía alguien me podía preguntar que qué es eso y yo le respondería que se fuera a los aledaños del Calderón y preguntará a alguna de las familias, ¡si, familias completas!, que cada día acuden a llorar o a disfrutar viendo ganar o perder a sus colores...yo mismo he participado en esas risas o llantos en algunas ocasiones. Un día mi Atlético jugaba un partido de la copa de Europa con el CSK de Moscu, no recuerdo si era final; era en Lyon y allí que nos fuimos mi hijo Enrique y yo, en coche y sin tener para nada en cuenta los kilómetros. En la frontera, entonces aun las había, como siempre he hecho, paramos para hablar con los Guardias Civiles que en ella estaban; extrañados nos preguntaron que qué pasaba que habían circulado por allí una gran cantidad de autocares, todos llenos de gritos, que juega el Atlético, dijimos y con ellos vamos. Una vez en la ciudad sus calles no eran calles francesas, eran calles del Atlético, tal era la profusión de bufandas, gorras y banderas...perdimos y mi hijo y yo nos fuimos a la plaza de donde salían los autocares...nadie hubiera dicho que se había perdido, proseguían los gritos y los cánticos y aunque vimos alguna lágrima, los que las tenían en sus mejillas no dejaban de cantar a su Atlético y a sus jugadores...Todo un Sentimiento que llegó a contagiar a los viandantes franceses.

Sentimiento Atlético, que interpretó como muy pocos Luis Aragonés y que yo viví personalmente, como en la ocasión narrada, en otros distintos encuentros, como en una final de Copa que jugamos en Mestalla, contra el Español de Barcelona y que perdimos. Acompañado de un nieto de siete años y ya inmerso en ese Sentimiento, y unos amigos, nos mezclamos con la hinchada Atlética; acabó el partido y yo creí que aquella gente se levantaría e iniciaría el desfile hacía la salida...pues no, eran cientos, creo que miles y allí permanecieron, en sus asientos, algunos llorando, pero sin cesar en sus gritos y cánticos. Con uno de mis amigos vino su novia, enemiga del Fútbol, pero que aquella tarde prefirió ir al Campo y así estar con el novio...salió tan imbuida de aquel "Sentimiento" que no se perdió ningún partido que el Atlético jugara en Valencia o en sus proximiddes. Sentimiento Atlético también el "Niño" Torres, jugando en el Fútbol Ingles, pero venciendo con España en la Eurocopa, y con la bandera de "su" Atlético,  encima del Autobus en el que pasearon las calles de Madrid...Sentimiento Atlético que Luis contribuyó a crear y en el que vivió a lo largo de su vida, no solamente durante los veinticinco años en los que vivió dentro de club, como jugador primero y entrenador después, si no en el transcurso de toda su ejecutoria deportiva; y eso apesar de entrenar equipos de la categoría y solera del Valencia o Barcelona...Luis Aragonés vivió como Atlético, como Atlético ha fallecido y como Atlético seguirá de por vida en la memoria y los corazones de todos los que estamos inmersos en ese Sentimiento, SENTIMIENTO ATLÉTICO.

¡Ah! Y que conste, puede parecer que para homenajear a Luis haya escrito más del Atlético que de él mismo y no es así, ya que Luis Aragonés fue para el Atlético de Madrid, lo que el mismo Atlético de Madrid fue para Luis Aragonés, por lo tanto, hablar del uno es hacerlo del otro


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