miércoles, 1 de octubre de 2014

...ESPERANDO EL TRUENO FINAL




Miércoles 1 Octubre 1014.

                                                    ESPERANDO EL TRUENO FINAL...

Antes de entrar en los terrenos de la traca, ya preparada y debidamente acotada, voy a dejar que mi pensamiento evoque otros primeros de octubre, que fueron muchos, y todos ellos dedicados a enaltecer la imagen de quien ese día celebraba su onamastica, era, como algunos habrán adivinado, el "invicto" Caudillo de aquellos años de infausto recuerdo; durante muchas añadas, quienes lo vivimos, disfrutabamos de un día de asueto, ya que las autoridades, tanto civiles como eclesiaticas, lo declararón festivo y como festivo lo "diftutabamos"...lo demás era "aubombo" y "chirriar" de medallas.

Todos ustedes, en directo o por televisión, han visto alguna traca y saben, por lo tanto, que es una sucesión de truenos, más o menos ruidosos, que terminan en el "bombazo" final, dependiendo el exito o no de la "petardada" del más o menos ruido de la explosión que la remata.  Pues bien, los pirotecnicos, no diplomados y más bien aficionados, el "Marianico" y el "Arturete"han diseñado un espectaculo de pirotecnia del que ya han agotado todos lo petardos disponibles y ahora nos mantienen en la expectación de como será el esperado trueno final. Les confieso a ustedes que no entraba en mis calculos  el escribir ni una letra más del contencioso de España contra España, pero los hechos son tan tozudos y sus responsables tan "irresponsables" que no me queda más remedio que "acodarme" nuevamente a la barra del Bar para incidir de nuevo, coloquialmente, en el tema. Anoche, en su programa "El Objetivo", Ana Pastor tuvo enfrente al "Arturete" y la verdad es que este acorraló a su interlocutora, dejando el "ego" de la misma bastante por los suelos y esto fue así porque el interpelado no contesto drectamente a ninguna de sus preguntas, limitándose, como un "Jordi Pujol"cualquiera, a ir hilvanando su discurso y rellenando el rosario de sus reivindicaciones...o sea, que la pobre Ana no debió pasarlo nada bien, aunque, eso si, mantuvo el tipo como pudo. El que tampoco quedó nada bien, fue el Marianico, que si lo escuchó se pondría rojo de verguenza, si es que la tiene.

Quienes hayan seguido desde un principio el contencioso suscitado por Cataluña habrá podido darse cuenta de que todo empezó como un juego de niños...un juego de niños, en una plaza pública,  arrojando petardos contra el suelo, para comprobar la reacción de las "autoriddes" ante los ruidos, ahora pequeñitos, que provocaban los mismos ; viendo la pasividad de las gentes del orden, los niños fueron subiendo la carga de polvora de los petardos y logicamente la intensidad de ruido de los mismos...y así siguieron subiendo y subiendo, subiendo en la intensidad de los estallidos y en la cantidad de las explosiones, mientras que la autoridad mayor de la plaza seguía haciendo el tancredo y comentando con sus allegados que un día, cuando le apeteciera, bajaría a darle unos ligeros "azotes" a los ruidosos petardistas. Esta pasividad llevó al cabecilla de los alborotadores niños a pedir entrevistarse con la autiridad mayor, quien se limitó a dedicarle una buena regañina y a la vez hacerle algunas advertencias...y así ocurrió que los niños siguieron con sus petardos, si bien estos ya empezaban a ser no solo molestos, si no también peligrosos...Esto, dicho de otra forma, es lo que el "Arturete" dejó bien claro anoche, dejando, también bien claro, que ellos, los niños molestos para el "Marianico", ya lo han dicho todo en forma de traca y que ahora están preparados para el trueno final.

Lo que ocurra en la Plaza después de ese último estallido ya dependerá, única y exclusivamente, del "Marianico" que, indudablemte, tiene la fuerza, pero mucho me temo que esa fuerza será totalmente inutil si no se le adereza con algo de razón...como ya dijera Miguel de Unamuno una cosa es vencer y otra muy distinta convencer y en este contencioso hay mucha "chulería" por una parte y mucha prepotencia por la otra...y los vidrios rotos los pagarán siempre los mismos.

¡Ah! Y que conste que no pretendo aconsejar, ni criticar, digo nada más.



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