Miércoles 4 Diciembre 2013.
ALGO TAN SENCILLO COMO UNA MESA...
Da la mismo que sea redonda, cuadrada, mas larga que ancha o más ancha que larga, lo principal es que sea una mesa y que en ella sentados haya unas personas, da lo mismo su sexo o condición, capaces de dialogar. "Del dialogo sale la luz" o "cuando uno no quiere, dos no riñen", son dichos populares que, los que hemos vivido mucho, hemos oído muchas veces y que se repiten constantemente en las familias, sobre todo si estas son numerosas.
Dentro de unos días, muy pocos, se cumple el aniversario de la Constitución, que nos unió en su día a todos los españoles y que, a trancas y barrancas, nos trajo hasta nuestros tiempos. Son treinta y cinco años, lo cual quiere decir que hay una gran cantidad de personas que no vivieron los pormenores de su

gestación y que solo conocen de ella por lo que han oído o leído y esto, quieras que no, dificulta en gran manera su apego a la misma. Los que aquel año, mil novecientos setenta y ocho, nada más y nada menos que del siglo pasado, ya estábamos hartos de imposiciones y prohibiciones, respiramos a pleno pulmón cuando un puñado de personas, que no se miraron el color que cada uno representaba o el ideario que hasta entonces habían defendido, que miraron tan solo el bien común y que llegaron a un acuerdo, aunque para ello tuvieran que ceder muchas de sus convicciones, aquel día, digo, abrimos un balcón a la esperanza y nos lanzamos como posesos a refrendar con nuestro voto lo aquellas personas habían acordado. Y como testigo, si no directo, si muy interesado, puedo asegurar que muchos pensábamos que no sería posible el dialogo, que era poco menos que improbable que nombres como el de Santiago Carrillo y Manuel Fraga fueran más allá de la defensa de sus propias ideas y que otros, como Herrero de Miñón o Soler Turá, gallos de pelea, defensores a ultranza de sus convicciones. pudieran llegar a un mismo fin...Y llegaron...llegaron y nos dieron una Carta Magna que, posteriomente, millones de españoles apoyamos con nuestro voto y que, pasito a pasito, unas veces a la carrera y otras renqueando, nos ha traído hasta aquí. No sé, es posible que en aquel entonces los llamados "padres de la Constitución" precisaran de más de una mesa en la que dialogar, pero fueran las que fueran, consiguieron el fin anhelado.

Ahora, treinta y cinco años después, aquella Constitución, "moza" bien plantada, si bien puede decirse que está en "estado de merecer", necesita, como todas las cosas, que sean revocados algunos de sus componentes; su imagen externa, su fachada, puede decirse que está como aquel lejano día, pero en su interior hay cosas que tienen que ser retocadas, no vamos a decir que precise de implante alguno, pero es innegable que hay cosas en su ser intrínseco que tienen que ajustarse a otras realidades distintas a las que en su día se le dieron. Todo en la vida necesita de cambios, precisa que las ropas con las que le dotaron, sean ajustadas a sus nuevas dimensiones. Y los mismo que las personas o las cosas es la Constitución, ha de adaptarse a nuevos tiempos y a nuevas necesidades, ya que en el mundo nada es inmutable y hasta los árboles cambian periódicamente sus hojas y los ríos renuevan sus aguas...La Constitución, nuestra Constitución, la que un día refrendamos, quienes estábamos y de la que nos hemos beneficiado todos, necesita de ciertos cambios y está claro quien tiene que hacerlos, aunque ellos, lo políticos, tan denigrados ellos, no parecen estar por la labor...y es algo tan sencillo, que basta con una mesa y en ella practicar algo tan olvidado y también sencillo como el DIALOGO. Según confiesan algunos de los gobernantes que tuvieron altas responsabilidades, hay quien intentó hacer ciertas modificaciones, encontrando sus propuestas la cerrazón de otras fuerzas y es que, quizás hay en la Carta Magna cosas que, de modificarse, harían perder "momios" a alguna de las partes y como el consenso es estrictamente necesario, podemos eternizarnos en espera de esa mejora. Solamente nos queda pedir generosidad por todas las partes del arco parlamentario y una vez que ellos se echen para adelante, que nos pidan, si es necesario, que pongamos la "Mesa" los españoles que, con toda seguridad, la aportaríamos si en ella fuéramos a ver sentados y dialogando a quienes tienen que hacerlo.
¡Ah! Y que conste que yo no pretendo aconsejar, digo nada más.
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