¡¡¡ASÍ SÍ SEÑOR RAJOY!!!
Tan contento me ha puesto el leer la noticia, que hoy y ¡ojala! sirva de precedente, voy a suprimir el apelativo del Marianico, para llamarle a usted por su nombre y, por ser más conocido de todos, su apellido. Con su decisión de vetar la instalación, en las cercanías de Madrid, del complejo denominado Eurovegas, se ha ganado usted, por lo menos en mi consideración, un "sombrerazo" de
brindis y un "olé por sus bemoles".
Eurovegas era para las Autoridades de la Comunidad madrileña, algo así como el cuento de la lechera, pero el cántaro se ha roto y mire usted por donde el autor de la rotura ha sido "alguien" de la misma cuerda. Habrá gente, ricos que juegan por simple divertimiento y otros que sueñan, quizás, con llegar a serlo, que sentirán muy de veras que el cántaro se haya roto; los primeros si quieren jugar tendrán que irse a casinos cercanos, aunque eso para ellos forma parte de la diversión. Los otros, los que pensando en las salas de juego, creían tener a su alcance la posibilidad de lograr lo que siempre tuvieron vedado, la riqueza, tendrán que seguir jugando a la Lotería o a las "canicas" con sus hijos, lo cual es mucho más edificante. Aparte de esos dos grupos, hay un tercero, el más numeroso, que es el pueblo llano que, de seguro habrá respirado con alegría, ya que a nadie le gusta ver crecer en su vecindad un monstruo de las dimensiones del tal complejo del ocio: Salas de Juego en las que elegir, Hoteles, creo que eran treinta y siete, Burdeles...y un largo etcétera que amenazaban con aparecer un día en sus proximidades. Si, es posible que el Eurovegas creara puestos de trabajo, pero no los que se publicitaban, ya que este tipo de "negocio" tiene sus propios jefes de sala y, sobre todo, encargados de distribuir las "bolitas" o dar las cartas...Ya se que este tipo de trabajo tiene unos nombres propios, pero como el cántaro se rompió, con el cántaro se fueron los sueños y los nombres que ya me había aprendido...Y es que yo, confieso mi pecado, en mis muchos años de vida, nunca pisé un Casino o Sala de Juego.
Pues resulta, repasando a fondo todas las noticias al respecto, que todo el mérito de la rotura del cántaro no ha sido tan solo del Sr. Rajoy, que algo, y mucho, ha tenido que ver el Sr. Anderson, el cual exigía tanto al gobierno y a la comunidad, que el Presidente ante la posiblidad de tener que"bajarse los pantalones", una vez más, tuvo el coraje, esta vez sí, de decir No a la oronda figura de su antagonista. Y es que este pedía tanto y ya se le había concedido tanto, que al final y para no tener que pagarle encima, hubo que sacar a relucir algo de la dignidad que a nuestras autoridades les quedaba por lo cajones y plantarla en la rubicunda cara del supuesto "benefactor". Había que cambiar no se cuantas leyes, garantizar mediante fianzas la continuidad de esos cambios,en un posible vuelco de gobernantes, derogar la prohibición de fumar en ese reducto de la comunidad...en fin, que para conseguir la llegada de ese nuevo rey Midas la Comunidad y el Gobierno habían de vivir en una continua "bajada de pantalones" o "bragas" en algunos casos...tal que es así la cosa, que ganas me están dando de volverme atrás de mi idea inicial y retirar las alabanzas que al principio del escrito he prodigado al Sr. Rajoy...pero lo dejaremos así, que para una vez que estoy alabando a este personaje, tampoco voy a ser cicatero, la decisión la ha tomado él, aunque el otro se la haya sacado con sacacorchos.
¡Ah! Y que conste que no pretendo criticar, digo nada más y digo, también lo han dicho otros en sus comentarios, que esta "película" me ha recordado aquella otra de Berlanga, en la que Manolo Morán y Pepe Isbert, acompañados de un gran elenco de actores, hicieron las delicias de miles de expectadores, entre los que tuve la suerte de encontrarme. Se desarrollaba, también, en las cercanías de Madrid, en Guadalix de la Sierra.

Pues resulta, repasando a fondo todas las noticias al respecto, que todo el mérito de la rotura del cántaro no ha sido tan solo del Sr. Rajoy, que algo, y mucho, ha tenido que ver el Sr. Anderson, el cual exigía tanto al gobierno y a la comunidad, que el Presidente ante la posiblidad de tener que"bajarse los pantalones", una vez más, tuvo el coraje, esta vez sí, de decir No a la oronda figura de su antagonista. Y es que este pedía tanto y ya se le había concedido tanto, que al final y para no tener que pagarle encima, hubo que sacar a relucir algo de la dignidad que a nuestras autoridades les quedaba por lo cajones y plantarla en la rubicunda cara del supuesto "benefactor". Había que cambiar no se cuantas leyes, garantizar mediante fianzas la continuidad de esos cambios,en un posible vuelco de gobernantes, derogar la prohibición de fumar en ese reducto de la comunidad...en fin, que para conseguir la llegada de ese nuevo rey Midas la Comunidad y el Gobierno habían de vivir en una continua "bajada de pantalones" o "bragas" en algunos casos...tal que es así la cosa, que ganas me están dando de volverme atrás de mi idea inicial y retirar las alabanzas que al principio del escrito he prodigado al Sr. Rajoy...pero lo dejaremos así, que para una vez que estoy alabando a este personaje, tampoco voy a ser cicatero, la decisión la ha tomado él, aunque el otro se la haya sacado con sacacorchos.
¡Ah! Y que conste que no pretendo criticar, digo nada más y digo, también lo han dicho otros en sus comentarios, que esta "película" me ha recordado aquella otra de Berlanga, en la que Manolo Morán y Pepe Isbert, acompañados de un gran elenco de actores, hicieron las delicias de miles de expectadores, entre los que tuve la suerte de encontrarme. Se desarrollaba, también, en las cercanías de Madrid, en Guadalix de la Sierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario