Lunes 3 Marzo 2014.
DESDE LA OTRA ORILLA...
Desde la otra orilla contemplé, con cinco años, como caían las bombas sobre la ciudad de Albacete y refugiados en un chalet de las afueras nos metieron debajo de unos colchones, para que no viéramos lo que, además de oír, no podíamos dejar de ver...Y desde la otra orilla, a la mañana siguiente, cuando en un auto bus nos evacuaban de la capital, vi los cadáveres que apartaba el chofer de la carretera, apesar de los esfuerzos de mi padre por taparme la cabeza, así como a mis hermanos, con las prendas que tenía más a mano, para que no viéramos sus rostros macabros...También desde la otra orilla pasé, junto con los míos, los años que duró la contienda, exiliados en una aldea, en la que, si bien no vivimos los horrores de la confrontación bélica, si sufrimos las penurias propias de apilarnos todos en la que había sido la "sala" de labradores, que no quedaba ninguno, separados tan solo por una puerta de las cuadras, en las que sí había mulas y borricos.
Y desde la otra orilla contemplé y a partir de aquel momento creo,que en ella me situé, como cuatro señoritingos vestidos de falangistas, que de seguro habían pasado la guerra metidos debajo de una cama, pretendían pelar a nuestra madre y pasearla por el pueblo, con el anatema de "roja"; "deporte" este que practicaban con profusión, valiéndose de fusiles que, por supuesto, no sabían ni manejar. Y de nuevo viví una segunda evuacuación, aunque es esta ocasión, también vista desde el otro lado , fuera a un Hotel y con ciertas comodidades. Mi paso por un internado de frailes escolapios, en el que me vi involucrado durante un tiempo, más intensamente de lo que yo hubiera deseado, aunque a la salida del mismo mis ojos seguían, si eso es posible, mas a la orilla que antes.
Regreso a Albacete y después de leves intentos de reiniciar estudios, visita a un Médico y "mazazo", "el chico tiene Tuberculosis", prohibición absoluta de cualquier tipo de actividad que requiriera esfuerzo, "mi" fútbol, por supuesto, reposo total y separación del resto de la familia; días, semanas, meses...no conté el tiempo, estaba orillado, dedicándome solo a leer, la lectura me acercó a otro mundo, y a engordar. Con el tiempo me dan la, presunta, Alta Médica, ya se verá el por qué de presunta, y, siempre desde la otra orilla, me está prohibido el esfuerzo, entro a trabajar en un estamento ministerial; tres años, tras de los cuales yo mismo me "voy" más a la orilla, cuando con posterioridad a una oposición para optar a una plaza fija en el trabajo, renuncio, una vez ganada, a la misma en favor de un compañero casado y con hijos. Tras unos meses de aprendizaje en Madrid, incorporación al Servicio Militar, Jura de Bandera e ingreso en el Hospital...recaída en mi mal, según los Médicos no recaída, si no continuación del mismo, que nunca estuvo vencido y un empeoramiento de mi estado, hasta tal punto que el Jefe Médico del Centro, junto con otros Especialistas que me vieron con posterioridad, determinan la imposibilidad total de mi recuperación, o sea, certificación colectiva de un definitivo viaje a la orilla de la que no se vuelve.
Rebelión por mi parte y apoyo total de mis padres e ingreso en un Sanatorio, cuyo Director Médico nos dio un ligero rayo de esperanza. Meses de sacrificio, reposo, medicación y contemplación del mundo desde la otra orilla, mejoría y dictamen Médico, toda una vida en la misma situación o arriesgar en una intervención quirurgica de alto riego y pocas posibilidades de superarla...difícil decisión y veintidós años ante la disyuntiva. Opto por el riesgo, en contra de mis mismos padres, se realiza la operación y las buenas manos de los Médicos y, según ellos, mis propias ganas de vivir, nos llevan al anhelado triunfo. Alta, esta vez definitiva, miedos, por mi parte, durante meses y trabajo, mucho trabajo, en la conquista del Madrid de la posguerra...boda, hijos y vaivenes en mi vida laboral, que me llevan a Cartagena y posteriormente a Valencia. Siempre desde la otra orilla, Valencia no era nada fácil para los Castellanos. Ya en Cartagena había entrado en el mundo de la Publicidad y en esa misma actividad me consagré en Valencia y en ambas, Valencia y la actividad, me jubilé.
En el transcurso de tantos años, como es lógico, murió Franco y tras ciertas vacilaciones, se abrió la veda de los Partidos Políticos; siguiendo en la orilla en la que me situé en los lejanos cuarenta, me enrolé en la Izquierda, me afilié al Partido del "viejo Profesor" e incluso tuve la gran suerte de que Enrique Tierno Galvan me llegara a llamar su amigo. Dejé toda militancia con la desaparición de su partido, pero hoy sigo con mis mismas ideas, las cuales me sitúan, como siempre, en la orilla opuesta a la que se encuentran los actuales gobernantes que, a decir verdad, con sus decisiones y su prepotencia me empujan más y más al otro extremo.
¡Ah! Y que conste que no pretendo ni aconsejar ni criticar, he querido, simplemente, dar un somero repaso por mi vida, para que la conozcan mis amigos de"ahora" e incluso, con este paso, volver a "reconocerla" yo mismo.
Regreso a Albacete y después de leves intentos de reiniciar estudios, visita a un Médico y "mazazo", "el chico tiene Tuberculosis", prohibición absoluta de cualquier tipo de actividad que requiriera esfuerzo, "mi" fútbol, por supuesto, reposo total y separación del resto de la familia; días, semanas, meses...no conté el tiempo, estaba orillado, dedicándome solo a leer, la lectura me acercó a otro mundo, y a engordar. Con el tiempo me dan la, presunta, Alta Médica, ya se verá el por qué de presunta, y, siempre desde la otra orilla, me está prohibido el esfuerzo, entro a trabajar en un estamento ministerial; tres años, tras de los cuales yo mismo me "voy" más a la orilla, cuando con posterioridad a una oposición para optar a una plaza fija en el trabajo, renuncio, una vez ganada, a la misma en favor de un compañero casado y con hijos. Tras unos meses de aprendizaje en Madrid, incorporación al Servicio Militar, Jura de Bandera e ingreso en el Hospital...recaída en mi mal, según los Médicos no recaída, si no continuación del mismo, que nunca estuvo vencido y un empeoramiento de mi estado, hasta tal punto que el Jefe Médico del Centro, junto con otros Especialistas que me vieron con posterioridad, determinan la imposibilidad total de mi recuperación, o sea, certificación colectiva de un definitivo viaje a la orilla de la que no se vuelve.
Rebelión por mi parte y apoyo total de mis padres e ingreso en un Sanatorio, cuyo Director Médico nos dio un ligero rayo de esperanza. Meses de sacrificio, reposo, medicación y contemplación del mundo desde la otra orilla, mejoría y dictamen Médico, toda una vida en la misma situación o arriesgar en una intervención quirurgica de alto riego y pocas posibilidades de superarla...difícil decisión y veintidós años ante la disyuntiva. Opto por el riesgo, en contra de mis mismos padres, se realiza la operación y las buenas manos de los Médicos y, según ellos, mis propias ganas de vivir, nos llevan al anhelado triunfo. Alta, esta vez definitiva, miedos, por mi parte, durante meses y trabajo, mucho trabajo, en la conquista del Madrid de la posguerra...boda, hijos y vaivenes en mi vida laboral, que me llevan a Cartagena y posteriormente a Valencia. Siempre desde la otra orilla, Valencia no era nada fácil para los Castellanos. Ya en Cartagena había entrado en el mundo de la Publicidad y en esa misma actividad me consagré en Valencia y en ambas, Valencia y la actividad, me jubilé.
En el transcurso de tantos años, como es lógico, murió Franco y tras ciertas vacilaciones, se abrió la veda de los Partidos Políticos; siguiendo en la orilla en la que me situé en los lejanos cuarenta, me enrolé en la Izquierda, me afilié al Partido del "viejo Profesor" e incluso tuve la gran suerte de que Enrique Tierno Galvan me llegara a llamar su amigo. Dejé toda militancia con la desaparición de su partido, pero hoy sigo con mis mismas ideas, las cuales me sitúan, como siempre, en la orilla opuesta a la que se encuentran los actuales gobernantes que, a decir verdad, con sus decisiones y su prepotencia me empujan más y más al otro extremo.
¡Ah! Y que conste que no pretendo ni aconsejar ni criticar, he querido, simplemente, dar un somero repaso por mi vida, para que la conozcan mis amigos de"ahora" e incluso, con este paso, volver a "reconocerla" yo mismo.
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