viernes, 7 de noviembre de 2014

DE LA PUBLICIDAD Y SUS "MILAGROS"





Viernes 7 Noviembre 2014.

                                                  DE LA PUBLICIDAD Y SUS "MILAGROS"

Yo desperté a la vida, como aquel que dice, diciendo que quería ser Escritor y como tantos otros Jóvenes, con  mi misma vocación o similar, recalé en Madrid; me arrimé a  Escritores consagrados y
 junto con otros aspirantes en idéntica situación a la mía "supe" de las calles de la Capital, sobre todo de las antiguas, y de todos los cafés, bares o "tascas"en los que, bien o menos bien, se hablara de Literatura...Un Editor me ofreció oficiar de "Negro" y lo hice, había que pagar la pensión, el mismo Editor,  que también era Publicitario, me dijo que mi camino estaba en la Publicidad, probé, me gusto y  me "zambullí" plenamente en ella. En mis cerca de cuarenta años "casado" con está profesión tuve ocasión de conocer y alternar con los mejores profesionales de España y como no podía ser de otra forma, algo aprendí de ellos.

Y lo primero que aprendí es que cualquier persona o producto, con una buena Campaña de Publicidad y los Medios adecuados, por muy mediocre que sea, puede situarse como Líder en el Mercado o en la Sociedad. Leí, en alguna parte, que en una  ocasión Don Juan Tenorio y su fiel Ciutti caminaban hacía una ciudad, mientras discutían sobre la importancia de la fama adquirida...y decía el criado, si "usted quiere, presteme sus ropas y su nombre y tome usted las mías; pasemos de esta guisa a la ciudad y verá el comportamiento de unas, solo hablaban de mujeres, y de otras". Así lo hicieron y mientras permanecieron allí, Ciuttí, pequeñito y feo como un dolor, se acostó con cuantas hembras quiso, mientras Don Juan, con toda su gallardía y dotes, no se comió "ni una rosca". Añadía la historia que no quiso "yacer" con el ni la más fea y vieja de las sirvientas. Cualquier producto o cualquier persona, adornado con los atributos que da la fama puede llegar a lo más alto, aunque con el tiempo lo meteórico de su subida sea similar a la velocidad de su bajada. Esto, a mi modo de ver, está ocurriendo en Cataluña, un personaje, tan feo y pequeñito, como imaginamos que fuera Ciutti, lanzó su "España nos roba" y después ha bastado con saberlo "mover", hay muy buenos Publicitarios en Barcelona, y la colaboración, comprada o no de los Medios, para que la "frasecita" se convierta en un "martillo pilón" machacando durante años en las mentes de los ciudadamos, hasta convencerlos de que así es. Como también es cierto que en Catañuña siempre han habido independentistas, estos se han encargado de la Publicidad de "Boca a Oreja" y ahí tenemos un campo preparado para recolectar una buena cosecha, aunque los beneficiados de ella sean los mismos de siempre, que no es el pueblo, precisamente.

Los independentistas  catalanes han tenido a su favor, indudablemente, buenos Publicitarios, y como disponen, además de los Medios, que quieran o no le son afines, su Campaña disfruta de todos los ingredientes para triunfar. Arropando a su Slogan "padre", "España nos roba"han lanzado otros como "España es un suburbio de Puerto Hurraco lleno de gente sucia y bajita" o "Nosotros trabajanos mucho, no como esos holgazanes de allá abajo" y así podíamos estar un gran rato enumerando insultos a "los de allá abajo" y a sus instituciones, sean o no políticas. Las cosas llegan a tal extremo que muchos catalanes, y muchos Publicitarios de allí sienten sonrojo por las cosas que se dicen y lo lamentable es que se les obliga, la "pela" es la Pela", a que lo sigan diciendo. Yo como Publicitario me averguenzo y en este caso me atrevería a decir que, como yo, se averguenza más del noventa por ciento de la profesión...Es más, me atreveriá a decir, que hasta el mismísimo Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemaniar Nazi, se sentiría avergonzado, si viviera, no por las mentiras que se dicen, el también las dijo, sino porque el, al lado de estos, sería como una "zapatilla rusa", no se que tendría esta dichosa zapatilla que siempre  que se la nombra es para compararla con lo más bajo.

¡Ah! Y que conste que yo no pretendo aconsejar, digo nada más.



                                                        

                                                

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