jueves, 19 de marzo de 2015

LO QUE YO PIENSO DE ANDALUCIA.

Jueves 19 Marzo 2015




                                                     LO QUE YO PIENSO DE ANDALUCIA.

Ante todo, vaya por delante, que yo soy Manchego, de lo cual me honro, pero que mi destino era Andalucía...hacía ella se encaminaba la Cigüeña, cuando en su vuelo se interpuso la República. Me explico, mi madre, andaluza se pura cepa, nacida en Triana y pariente no muy lejana de los Bienvenidas,puso como condición a mi padre, madrileño, para casarse con el que sus hijos tenían que nacer en Andalucía; y así fue con mis dos hermanos mayores, pero cuando se anunció mi llegada también estaba "entrando" la República y a mi padre le aconsejaron no viajar en esas fechas, Marzo-Abril de 1931. Y ocurrió que vine al mundo en Barrax, de donde mi progenitor era Notario. De Barrax y Manchego, de nacimiento Republicano y ascendencia Andaluza...lo cual no es mala mezcla.

Y enamorado de Andalucía, ya desde mis "genes" culminé mi enamoramiento cuando a los catorce años fui a esa tierra, a la que por algo le llaman de "María Santísima"...me encantó y me enseñó muchas cosas, cosas que yo aprendí cuando mi mente empezaba a abrirse a la vida y que por ende prendió en mi con la fuerza de los primeros "besos"...había distancias kilométricas entre el "señorito" y el andaluz de a pie...pisabas una tierra con "nombre", el de su dueño y para salir de ella tenías que hacerlo montado sobre "algo" o se te iba casi un día entero en abadonarlas...eso si, en su amplia amplitud encontrabas mucho toro suelto y en los lugares en los que no había cornúpetas unas tierras muy bien cuidadas. En las gentes las distancias eran las mismas que en la tierra, kilométricas... no olvidemos que el "Derecho de Pernada" estuvo en vigor, cada vez más ocultamente, eso sí, hasta bien entrado el siglo veinte.Eran los años cuarenta y la incultura era tal que en muchos de sus pueblos carecían de Maestro; en el de mis abuelos, en el me ubiqué, Lantejuela, una prima mía, excepción de una regla, en su propia casa tenía una habitación  dedicada a Escuela. En ella enseñaba a leer y escribir a los niños del pueblo, cuyos padres pagaban con lo que podían, bien en dinero o en especias...no era mucho, pero ella tampoco podía enseñar más.

Sus gentes, ¡que puedo yo decir sus gentes! que no la cambio por ninguna otra, que otras pueden ser más cultas, pero no por ello más nobles. La primera noche de mi estancia, los mozos del pueblo quisieron practicar conmigo una costumbre, por lo visto, muy de ellos...tirarme vestido al "pilón", abrevadero de los mulos, ubicado a la entrada del pueblo, cuyas aguas recibían a cualquier forastero. Era verano y el remojon no sería muy molesto, no obstante hice  lo posible por evitarlo y lo conseguí, recurriendo a la única arma que poseía, mi palabra. Me libré del remojon y gané unos amigos; amigos de una fidelidad tan "perruna" que en más de una ocasión tuve que recordarles que yo era uno más de ellos y no el hijo "señorito" del "Señorito". Comprendí entonces a García Lorca clamando por un libro, que no cambiaría por una hogaza de Pan y años después vi a ese pueblo reflejado como yo lo había intuido en la genial obra de Miguel Delibes "Los Santos Inocentes". En la película que años más tarde se llevó al Cine Paco Rabal y Alfredo Landa, acompañados  por un magnifico elenco de actores dieron "vida" a la Andalucía que yo había visto en sus campos e intuido en sus gentes. La Andalucia que, aunque a mucha gente le extrañe, vota a la izquierda porque ya "nadie" la" lleva" votar. La Andalucía que de no ser porque se cruzó la Republica hubiera sido mi lugar de nacimiento, pero a la que amo como si lo hubiera sido...que nadie quiera imponerle nada, porque Andalucía ya es mayor de edad.

¡Ah! Y que conste que yo no quiero criticar, digo nada más



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